JUAN EL BAUTISTA EN Jn 1,19-28

El Evangelio del Discípulo/a Amado/a es el que nos presenta, con mayor extensión, la figura de Juan el Bautista. La narración de la Buena Noticia de Jesús inicia con una síntesis del Enviado del Padre puesta allí como prólogo de todo el Evangelio según Juan.

Es una narración de la vida de Jesús, que nace de una comunidad judeo-helenista, establecida entre las ciudades helénicas del sur del lago de Tiberíades, la Galilea del los gentiles y el camino hacia Damasco de Siria: todos lugares de culturas griegas. Una comunidad nacida entre grupos religiosos judíos, anteriores y posteriores a la destrucción del Templo de Jerusalem, que se refugiaron en Galilea y alrededor del Lago, para recuperar y profundizar la gran herencia de la Torah.

Es una comunidad que con influencia gnóstica y mishnaicas, alrededor de discípulos de Jesús, del grupo originario joánico, y la presencia de seguidores creyentes del pueblo sencillo que, a través de una larga convivencia, trataron de revivir y profundizar las enseñanzas del “Maestro”. Desde ella se ha consolidado una viva tradición oral, y posteriormente escrita, que ponía al centro de sus reflexiones el extraordinario amor de Jesús manifestado en la centralidad del servicio que encontramos en la narración de la Última Cena.

El primer capítulo del Evangelio según Juan, después del Prólogo enmarcado en el nexo de la unión del pensamiento judío-helénico, presenta tres cuadros que fundamentan todo el Evangelio: la figura de Juan el Bautista (Jn 1,19-28), la persona de Jesús (Jn 1,29-34) y en el tercer cuadro los primeros discípulos de Jesús (Jn 1,35-51).

El autor de este Evangelio al incluir el testimonio de JB, enlaza con lo expresado en Jn20, 30-31, siendo el primero de los ocho ejes concluyentes del Evangelio:1° JB (1,34)2° Las Obras de Cristo (5,36)3° El Padre (5,37)4° Las escrituras (5,39)4° El Hijo ((,14)6° El Espíritu Santo (15,26)7° Los Cristianos (15,17)8° El Apóstol Juan (20,30-31)

Vamos a analizar este primera perícopa sobre Juan el Bautista y, a continuación podremos reflexionar sobre los otros dos cuadros.

Estructura

Para una mayor claridad presentamos el texto con una propuesta de estructura concéntrica:

19 Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos le enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?”.

          20 Él confesó y no negó. Y confesó: “Yo no soy el Cristo”.

                 21 Y le preguntaron: “Pues entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?”. Y él contesta: “No lo soy”. “¿Eres tú el profeta?”. Y respondió: “No”.

                         22 Ellos le insistieron entonces:

                                    “Pues, ¿quién eres? Porque tenemos que llevar alguna respuesta a los que nos han enviado: ¿Qué dices de ti mismo?”.

                                           23 Respondió: “Yo soy Voz del que clama: en el desierto trazad recto el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”.

                         24 Los enviados eran de los fariseos.

                                  25 Le volvieron a preguntar: “Pues entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?”.

                26 Juan les contestó: “Yo bautizo con agua; pero en medio de vosotros hay uno al que no conocéis:

       27 el que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de la sandalia”.

28 Esto sucedió en Betania1, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Comentario a los versículos

El “y”, que inicia esta perícopa, indica la continuación de lo que el autor reporta sobre lo que Juan el Bautista afirmaba de Jesús en el texto que precede: Jn 1,15-18 donde leemos:15 Juan da testimonio de él y ha clamado diciendo: “Éste es aquel de quien dije: el que viene detrás de mí ha sido antepuesto a mí, porque existía antes que yo”.16 Pues de su plenitud todos nosotros hemos recibido: gracia por gracia.17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés y por Jesucristo vino la gracia y la verdad18 A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, Dios, el que está en el seno del Padre, él es quien lo dio a conocer.

Jn 1,19: Este es el testimonio de JB, cuando los judíos enviaron de Jerusalén a sacerdotes y levitas para que preguntasen Tú quién eres?

Juan es mencionado siempre en Juan como testigo y la expresión “judíos” siempre en Juan es utilizada para referirse a los enemigos de Jesús; es un concepto no étnico, sino teológico. Es un ejemplo programático de lo que ocurrirá en la vida de Jesús, un proceso en el que los judíos se presentan como jueces, cuando en realidad son acusados por su modo de actuar. En este proceso ellos están representados en las autoridades que tienen su centro en Jerusalén.

Los sacerdotes, levitas y fariseos (1,24) eran líderes religiosos de respeto, que fueron a ver a JB por varias razones:1° Su tarea de guardianes de la fe les motivo a investigar2° Trataban de averiguar si tenía las credenciales de un profeta3° Juan tenía un grupo considerable de seguidores y su número crecía. Tal vez estaban celosos y querían ver porque este hombre era tan popular4° Por la práctica de purificación bautismales, que no eran desconocidas por los sacerdotes y levitas porque ellos solían ser quienes lo aplicaban al pueblo siguiendo las ordenanzas del Libro del Levítico. Es por esto de verse invadidos en una prerrogativa que les correspondía solo a ellos y al escuchar que todos salían para ser bautizados por JB (Mt 3,5-6). Le preguntaron ¿Tu quién eres?

Hay que destacar que fueron los judíos, los poderosos de Jerusalem, los que se consideraban los verdaderos descendientes de David, que enviaron a los fariseos representados en sacerdotes y levitas, de gran autoridad, para averigua posibles acciones subversivas del pueblo.

Juan era considerado con mucho aprecio por la gente de su tiempo y como reencarnación del profeta Elías. El texto de la comunidad joánica estaba en función de gran estima a Juan el Bautista pero de reconocimiento de Jesús como Mesías y Salvador.

Juan el Bautista representa el último profeta de Israel y primer profeta de un nuevo pueblo nacido de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Así responde Juan a los fariseos, sacerdotes y levitas, enviados por los judíos de Jerusalem.

20 Él confesó y no negó. Y confesó: “Yo no soy el Cristo”. Y Juan continua diciendo:

“Yo soy Voz del que clama: en el desierto trazad recto el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”.

Y afirma:

26b “Yo bautizo con agua; pero en medio de vosotros hay uno al que no conocen:

27 el que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de la sandalia”.

28 Esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Como se puede notar, el texto central, que estamos considerando está entre los versos 26b y 27 que concuerdan con el texto precedente que encabeza la síntesis: Jn 1,15-18.

Jn 1,20-21: Hay que preguntarse porque de las respuestas negativas quien no titubea al negar: ¡No soy _No soy _NO; La respuesta está en Jn 1,8 No se trata de mí, no soy la Luz, No era el ungido. Juan B no buscó protagonismo, sino le dio toda la honra y gloria a Jesús. Para muchos de sus seguidores, JB era el mesías esperado; de allí que lo niegue, tampoco era Elías. De haberlo sido, se justificaría que bautizase porque Elías era considerado una figura mesiánica y se esperaba su vuelta en el momento en que irrumpiera en la historia el Mesías; así lo había anunciado Malaquías (cf. Mal 3,1-3).El bautismo tenía una dimensión mesiánica, pro el que se obtenía la purificación necesaria para participar en la salud mesiánica. De allí que el Bautista rechace los tres títulos, él no es el portador de la salud escatológica. Entonces ¿quién es?. La pregunta de los judíos es lógica.

Jn 1, 22-23 forman una serie de preguntas ¿Qué dices tú de ti mismo? Y Él solo contestó “La Voz que clama en el desierto” (Is 40, 3-15) El se presenta como la voz que clama la liberación que Dios trae para el pueblo; personifica así la voz del Primer Testamento que, releyendo a Is 40,3 pretende que la atención se desvíe de él para fijarse en Cristo y darlo a conocer.

La voz (קול / φωνή): Es un instrumento de comunicación y de identificación: las ovejas escuchan la voz del pastor (cf. Jn 10,3), es el amigo del esposo que se alegra al oír la voz de su amigo (cf. Jn 3,29), el leproso clama dando gracias a Dios (cf. Lc 17,15). Dios también tiene su voz que los judíos incrédulos nunca han oído (cf. Jn 5,37). En el bautismo de Jesús, la voz de Dios desde el cielo(cf. Mt 3,17) revela al Hijo.

Clama, (קוה/βοάω) (grita) alguien que cumple con el propósito por el cual fue escogido y llamado y proclama algo de manera solemne. El pueblo sumido en el mal y el pecado rompe su comunión con Dios; el clamor de Juan busca hacer entrar en razón a quienes le escuchan para que abran su corazón en conversión y confianza.

Desierto (מִדְבָּר/ῥήμῳς), Árido, aparentemente sin vida y hostil; desde el Génesis, el desierto se presenta como una consecuencia molesta de la caída (cf. Gn 3,17) pero, más bien debe entenderse como un camino de purificación y un medio pedagógico para hacer volver al ser humano hacia lo esencial. Cruzar el desierto es volver al jardín perdido y es en el desierto donde el pueblo de Dios hizo sus experiencias fundamentales. El sistema de valores de nuestro siglo no valora el desierto sino que ofrece un oasis pero todas las cosas alucinantes que en ocasiones nos alejan de Dios.

Enderezad (ישׁר / εὐθύνω): arrepiéntanse y crean en el Señor2. Convertirse es volver, regresar al punto de partida, es encaminar la vida hacia Dios. Es metanoia y transformación radical de la existencia.

Jn 1,24-25: Quienes interrogan son los intérpretes de la Ley y su tono era amenazador.

¿Por qué pues bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?

“Yo bautizo con agua” (cf.Hch 19,3-4)A) Para arrepentimiento del pueblo de Israel (v. 31)B) Para que identificaran al Mesías que habían estado esperando y que era Jesús.

Jn1,26 En medio de vosotros está uno quien vosotros no conocéis “ (Rm 8, 10-13)Ya está allí, pero los judíos están ciegos y no lo reconocen. La escena pone de relieve no sólo el testimonio de Juan, sino la necesidad de testimonio en general. _Nadie puede conocer al Desconocido sin que se de testimonio a su favor. El mismo Bautista no conocía al Mesías pero, al recibir la misión de bautizar, se le concedió la posibilidad de conocerlo y darlo a conocer.

Jn 1,27: Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual Yo no soy digno de desatar la correa del calzado (La figura del goel, cf. Rut 4).

Jn 1,28 Estas cosa sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando. No es algo abstracto, se menciona el lugar, de allí que se enraíce profundamente en nuestra historia. La ubicación del lugar donde bautizaba Juan está más allá de rio Jordán , con una ubicación poco precisa y podía indicar una renovada entrada en la tierra prometida, al Reino de Dios que solo llega a través de la purificación del agua del Jordán, lo mismo que hicieron los israelitas al entrar en la tierra prometida. Tal vez este sea el motivo que algunos manuscritos antiguos lo escribe Betabara asumidos por la Biblia de Jerusalén y la Reina Valera 95.

Hay unos cuantos lugares en Israel que se llaman Betania. Investigaciones recientes reportan al menos unas cuarenta comunidades de acogida de los pobre de Israel, al tiempo de Jesús, llamadas Betania, o sea: las casas de los pobres como posiblemente lo era la casa de Lázaro, Marta y María en la cercanía de Jerusalem. Allí es donde Jesús se hospedaba en su estadía en la ciudad de Sión. Lo más curioso es siendo una palabra hebrea (casa del pobre o de la gracia) aparece sólo en el Segundo Testamento.

Para nosotros hoy: Redescubriendo a Juan El Bautista

La figura de Juan el Bautista ha sido ampliamente rescatada por el Evangelio según Juan. En el relato de este evangelio, y a imitación de profetas y testigos eminentes de Israel, Juan el Bautista aparece en el desierto como lugar desde el cual hace su llamado. No pretende competir con Jesús. El “yo no soy” con el que respondiá a sus interlocutores le coloca como testigo y da testimonio. Simplemente hace lo que tiene que hacer y muere en forma martirial por seguir sus convicciones.

Esta conciencia religiosa de Juan El Bautista se convierte en la plataforma desde la cual termina constituyéndose en punto de referencia para todos los que esperaban liberación como pueblo sumiso a la Ley y al Templo. El testimonio de Juan El Bautista representa al defensor de la justicia, de la igualdad y de la libertad social. La vida ascética y austera de Juan El Bautista lo convierten en el prototipo de preparación para la venida de Jesús. En momentos en que muchas personas reclaman protagonismos exagerados, Juan El Bautista se nos presenta en el lugar correcto, consciente de su opción fundamental de vida, y claro sobre la necesidad de una conversión permanente por parte de un pueblo que, ante sus angustias existenciales, se había alejado de Dios.

A Juan El Bautista lo mueve una esperanza: el reino de Dios. Él es su heraldo. Pero sabe que no es el único. Y resiste la tentación de presentarse como tal. Pero esta esperanza es lo que le da autoridad para hacer lo que debe hacer. Esta esperanza lo reclama como testigo activo y comprometido. Y Juan sabrá mantener este testimonio hasta el final.

Notas

1 בית עניה bet aniyah: Casa del pobre de espíritu o del sufrido.

2 Referencias cruzadas Mt 3,3 Mc 1,3 Lc 3,4 Jn 3,28